Anoche. Martin.
de pie frente al cubo de la basura de la cocina.
-¿Qué tenías en
la bolsa de plástico de la entrada?
-Maquillaje,
gel, las lentillas, el estuche de las gafas, alguna otra cosa ¿por?
Por nada. Martin
coge la linterna, se pone los zapatos y sale por la puerta. Sí. Mi media
naranja acabada de confundir mi neceser low cost con la bolsa de la basura.
Me pregunto si
este tipo de cosas le pasan a todo el mundo. A nosotros nos pasan aún más desde
que somos padres pero de la mayor parte mi hijo jamás se va a enterar. Y es que
la anécdota simpática y el hecho delictivo a veces están a un paso de distancia
y un padre debe mantener, por lo menos hasta que la progenie tenga edad, esa
aura de “soy una persona responsable-yo sé lo que me hago-no se me olvidó nunca
una revisión tuya en el dentista”.
-Para el
contrato de la guarde necesitamos el calendario de vacunaciones…
-Kein problem
-… y el libro
con las revisiones médicas
-Ehemmm ¿no lo
trajimos el mes pasado?
-Debía ser una
copia antigua, faltaba la revisión de los tres años.
No es una copia
antigua, no. La cosa fue así: Verano, llega el recordatorio de la Krankenkasse
para la revisión de los tres años. Septiembre, todavía hay tiempo, Octubre,
todavía hay tiempo, Noviembre, todavía hay tiempo, Navidades en España, Enero,
nuevo trabajo, Febrero, el tema está completamente olvidado, Marzo,
ya se nos ha pasado el plazo, Mayo, me doy cuenta, repito tres veces "no
puede ser, no puede ser, no puede ser" y llamo a la consulta del médico,
pero es demasiado tarde para hacerla, ya no sería la revisión de los tres años.
Yo ya sé que ser
unos padres amantísimos y que a la vez te pase esto es incompatible e
inexplicable. Más aún con ese sistema de fallback incorporado que consiste en
tener dos cabezas por pareja en lugar de una. Pero hay que tener en cuenta que
el cerebro que en mi casa debería actuar de backup tiene un fallo que le
incapacita para todo lo que es el almacenamiento y procesamiento de tareas
mundanas como puede ser, por ejemplo, identificar la bolsa de la basura. Con
esta tara sólo nos queda un procesador y es normal que de vez en cuando se
sobrecargue. Por ejemplo ayer hice una empanada de atún sin atún, y sólo me di
cuenta al día siguiente, cuando ya nos la habíamos comido. Así que cada día que voy a la guardería y el carrito vuelve a casa con el niño dentro merecería una pegatina en forma de estrella. Espero que el día que nos llame la Jungenamt lo tenga en cuenta.
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