La
semana pasada, en el cumpleaños de un amiguito de la guarde de Daniel, mi media naranja me
llamó la atención sobre una pegatina que los padres tenían en el salón. Al
parecer decía algo así como “Ausländer-rein, wir sagen nein”. Teniendo en cuenta
que es una pareja encantadora, y que en la fiesta había entre 3 y cinco
extranjeros dependiendo de cómo de nazis nos pongamos en la definición, estoy
segura de que hay un contexto que no entendimos:
-O bien
mi marido leyó mal la frase, o no la leyó entera
-O bien
se trataba de un texto irónico cuyo verdadero significado se nos escapó
-O tiene el mismo sentido que las revistas de los testigos de Jehová que yo acumulo por casa
para echarme unas risas de vez en cuando
Si realmente esos padres están en contra de los extranjeros, lo primero que tendrían que hacer es sacar a su hijo de la guardería, porque allí somos una plaga. En un grupo de ocho niños son cuatro los hijos de alguien que no ha nacido en Alemania. Y hay un quinto con el que voy a hacer una atrevida generalización y asumir que sus padres tampoco han nacido aquí basándome en que son los dos bastante morenos y la madre lleva un pañuelo en la cabeza (no lo hagáis en casa, niños, esto se llama racismo).
Claro que los padres de esta guardería somos lo que he oído llamar “inmigrantes
buenos”. El inmigrante "malo" sería aquel que no se quiere integrar en la cultura
de Baviera, por ejemplo, no es católico, no habla alemán, se relaciona
mayormente con gente de su país… Y un inmigrante bueno es lo mismo, pero con
pelas.
Parece
ser que últimamente la gente está bastante asustada con el tema de la inmigración. Y no hablo de los cuatro tarados que se pasean por Núremberg de
vez en cuando para sofoco del alcalde (Porque si eres alcalde de Núremberg hay
una cosa, y una sóla que no quieres volver a oír: “Vaya, otra vez retraso en el
metro por culpa del desfile nazi”). Hablo de gente que jamás se llamaría a sí
mismo racista, pero que en un momento dado te obsequia con alguna perla como que "los negros son menos inteligentes" o conversaciones de este tipo:
-Me
parece injusto que las escuelas manden tanto trabajo para casa. ¿Qué pasa con las que no hablamos alemán? Es una desventaja terrible.
-Bueno,
si uno viene a Alemania tiene que aprender el idioma, ¿no?
-Pero los
críos no tienen la culpa, ellos están aprendiendo alemán. ¿No debería la
escuela ofrecer las mismas oportunidades a todos los niños independientemente
de quién sean sus padres?
-Nadie les obliga a venir
Yo
entiendo que el tema inmigración se ha vuelto extremadamente confuso. Que se lo
pregunten a mi madre, a quien Dios le ha dado en gracia dos yernos guiris y
desde que tiene novio sirio ha pasado de “los moros son terroristas” a “el
islam es una religión de paz”. Cualquiera que trabaje en una empresa
internacional en algún momento va a tener un jefe indio, un colega rumano, o
una secretaria neozelandesa. Ser abiertamente racista en esta época en que
vivimos está feo. Y en el peor de los casos te puede costar el puesto de
trabajo. Por eso ahora (más bien tarde) las empresas insisten en crear
trainings para que la gente se acostumbre a trabajar con otras culturas. Increíbles,
los trainings, por cierto: “Caso de estudio: John performs a tea ceremony to
his Japanese clients. Clients are not pleased”.
Así que si uno quiere decir nein a los Ausländer tiene que acotar bien el grupo al que
se refiere, como una profa mía de alemán.
-Gastarbeiter
es una palabra en desuso, yo no os veo a ninguno de vosotros como Gastarbeiter
Y con
razón, señorita, puesto que en este curso da la casualidad de que sólo tenemos ciudadanos
de la Unión Europea. O sea, que estamos hablando de gente que ejerce su derecho de
libertad de movimiento en los países miembros de la UE. (Sí, griegos incluidos).
De “Gaste” nada. Vaya, que cuando uno está en su casa no necesita invitación.
Quizá
lo de Asländer entonces va por los ciudadanos de fuera de la Unión, pero eso
sigue siendo un poco confuso. ¿Es la turka de la peluquería dónde voy a hacerme
las cejas más Ausländer que yo? Para empezar lo más probable es que haya nacido
aquí. Desde luego, no sé si tiene acento,
pero habla alemán mejor de lo que yo nunca lo haré. Parece razonable pensar que
tener la nacionalidad alemana te excluye del grupo de “Ausländer” pero sospecho
que para uno de esos que echan de menos desfiles militares en Núremberg no es el caso.
¿Y los
extra comunitarios que trabajan en Siemens o Adidas? Lo que pasa con esos es
que se les considera parte de los “buenos”. A los inmigrantes “buenos” a menudo
se nos llama expats, pero yo normalmente reservo ese término para el afortunado
hijo de… al que su empresa ha obligado a mudarse y recibe por tanto prebendas
como un piso gratis y dietas de desplazamiento. Nosotros, desgraciadamente, no
somos expats.
He oído
el término “migrant” para referirse a la gente que se desplaza por gusto más
que por necesidad, pero esta definición se queda un poco pobre. ¿Dónde
exactamente ponemos la línea? Los únicos que se desplazan por absoluta
necesidad son los refugiados, y por puro gusto los turistas. Y ¿puede el
argumento “escuche, señor neonazi, que yo estoy aquí por gusto” salvarte de una
paliza?
Con esto yo agradecería a quien tenga algo en contra de los extranjeros, se posicione en una situación algo más clara que la que deja entrever “Ausländer nein” y me explique a quién o qué exactamente se refiere. Por ejemplo “Wir sagen nein a la gente de cultura/religión diferente a la nuestra con pocos recursos económicos, independientemente de su nacionalidad y dominio de la lengua local, a no ser que esta persona esté relacionada conmigo en algún sentido, como puede ser trabajar de cocinero en mi Kebab favorito”. O bien “Wir sagen nein a una política de inmigración laxa que facilita la llegada de refugiados, aunque soy plenamente consciente de que mi hostilidad expresada en un medio gráfico difícilmente va a motivar a una familia a volver a un país en guerra”. O "Wir sagen nein al concepto de la UE en general, que permite el libre movimiento de ciudadanos en Europa aunque una eventual ruptura de la Unión sería para mi país el equivalente económico a dispararse en el pie y luego tratarse la herida con homeopatía".
No sé
si es mucho texto para una pegatina, pero lo veo imprescindible. Si no, te
arriesgas a que alguien te tome por un racista. Y eso, como digo, hoy en día está muy feo.