jueves, 2 de abril de 2020

Opciones para la cuarentena

Esta cuarentena no está siendo igual para todo el mundo. 

No, amiga. En lo alto de la pirámide, por así decirlo, están las parejas alemanas que viven en una casa con jardín, o las que llegaron a sus cabañas en la montaña. Estas todavía tienen sexo. Pueden salir a hacer trekking. Y si, con un poco de suerte, son tiempos de calma en su empresa, pueden fingir que teletrabajan mientras leen Guerra y Paz. 

Las familias con niños cuyos dos miembros teletrabajan no lo están pasando tan bien, pero todavía pueden considerarse afortunadas. Teletrabajan. Puede que tengan un balcón. Quizá sus niños se pasan horas montando legos. Y con un poco de suerte están sanos. 

Hay autónomos que no están tan bien. Gente que tiene razones para tener miedo. 

Y luego hay gente a la que está historia le pilla renovando la cocina. O de mudanza. Con la lavadora estropeada, tres niños y sólo una Tablet. 

No. No estamos tan mal aquí en casa. Además, toda esta historia ha tenido un efecto positivo inesperado. Y es que ha hecho que la culpa desaparezca. 

Tengo que reconocer que en el mundo pasado también estábamos agobiados. Incluso el fin de semana. Hay que salir, hacer planes. Ver gente. Es un pecado quedarse en casa. Pasan meses hasta que vemos a algunos de nuestros amigos. No se puede uno revolcar en el sofá toda la mañana, con lo bueno que hace fuera.

Pues llegó el primer finde de confinamiento. ¿Tienen natación los niños? No. ¿Con quién quedamos? Con nadie. ¿Cogemos el coche? ¿Para qué? El sábado a las cuatro de la tarde mi familia seguía espatarrada en el sofá. Esto, en el mundo pasado hubiera sido una bronca. ¿Ahora? ¡Hacedme sitio! 

Yo sé que si esto siguiera mucho tiempo nos tiraríamos de los pelos. Pero de momento la experiencia ha sido tan buena, que me estoy volviendo una experta en rechazar posibles fuentes de agobio, culpa, y estrés. Y esto significa, amigas, decir no. 

Decir no a las invitaciones de espectáculos virtuales de marionetas. A ver, pero si no vas en la vida real, ¿a santo de qué vas a estar pendiente del reloj para conectarte a las siete?

Decir no a los links que te envían a la premier de una oscura producción de Murcia. ¿De verdad no tienes opciones para ver películas, a la hora que quieras, desde tu casa? 

Decir no a los millones de links y compilaciones de links con manualidades, contenidos, y revistas. Ya los necesitarás en otro momento. ¿O antes no pasabas noches de sábado en casa? 

Esta genial tener opciones, es maravilloso que haya conciertos en vivo, clases de piano virtuales, cuentacuentos, y campeonatos de ajedrez por Internet. Esas cosas son maravillosas en cualquier momento. ¡Gracias!

Pero con calma, chicas, con calma. ¿Cuando vas a poder pasarte otro fin de semana en pijama comiendo palomitas y viendo Netflix? Aprovecha, amiga. Modera tu ambición. Si de esta conseguimos leer algún libro, yo me doy por satisfecha.



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