Bueno, pues ya está aquí. Tenía que pasar. Lo del unicoño era sólo un aperitivo. La traductora de bolsillo nos está llevando de la mano a un mundo de animales de ojos gigantes, purpurina, reinas del hielo, princesas, merchandising rosa y yogures con la cara de Rapunzel que nadie de esta familia había pedido.
¿Qué hemos hecho mal? ¿Dónde hemos fallado como padres? Ni idea. Durante dos años y medio hemos huido del rosa como de la peste, pero ha sido en vano, o incluso peor. Ahora, ante cualquier disyuntiva, como si estuviera poseída por el demonio de la Barbie, la traductora repite "rosa" "lila" "pink". Sí, su primera palabra en inglés es pink.
Da igual que hablemos de muñecas, comida, ropa o del tiempo ¿Qué pelota quieres? Pink ¿Qué pastel? El lila ¿Qué excavadora? La rosa. Y claro, ahí están las marcas de cosas para cubrir ese vacío. ¿Era necesario sacar al mercado pañales con la cara de Minnie Mouse? Yo creo que no.
Ahora, en los McDonalds, uno puede escoger entre juguete de niño, juguete de niña, juguete neutro y libro. Ante esto, yo me estreso. Podría coger un juguete de niña y otro de niño, que sé que es lo que más le va a gustar a la descendencia, pero no me parece correcto fomentar el absurdo sexista de esta opción. Un libro, ¿no? Con un libro no se puede equivocar uno. Lo que pasa es que yo los quiero entretenidos, no quiero que coman con lectura de fondo, como los monjes benedictinos. Pues nos queda la opción cobarde, el juguete neutro. Al final con eso nos quedamos, claro. Un mapa para pintar, blanco, como metáfora del juguete políticamente correcto que no satisface del todo a nadie. Moraleja, el McDonalds es el mal.
¡Ah, amiga! Entonces es que te equivocabas. Tu hija, como mujer, se siente inevitablemente atraída por el color rosa. Es algo genético. Asúmelo.
Ya... Lo que pasa es que no. Precisamente, el asignarle al rosa el significado "de niña" es algo relativamente moderno, y en ningún caso genético.
https://verne.elpais.com/verne/2014/11/18/articulo/1416293525_000025.html
https://www.trendencias.com/tendencias/sabias-que-el-rosa-no-siempre-ha-sido-un-color-de-chicas
Y ahora os voy a meter el miedo en el cuerpo. Si mi hija de dos años, que ha jugado mayormente con juguetes de su hermano, o sea, multicolores, que tiene una rica paleta de tonalidades en su armario, y cuya madre pone cuidado hasta en envolver los regalos en verde o amarillo, si ella nos sale con estas cosas, ¿qué más mierda sexista están aprendiendo nuestros hijos y dónde?
Por de pronto, y como con todo, he decidido negociar. Y es que los colores no significan una sola cosa. El lila, por ejemplo, es el color de las feministas. Así que ¿te gusta el lila? Bueno, pues vale, pues lila. Así por lo menos estamos listas para cualquier mani que se pueda convocar.
¿Qué hemos hecho mal? ¿Dónde hemos fallado como padres? Ni idea. Durante dos años y medio hemos huido del rosa como de la peste, pero ha sido en vano, o incluso peor. Ahora, ante cualquier disyuntiva, como si estuviera poseída por el demonio de la Barbie, la traductora repite "rosa" "lila" "pink". Sí, su primera palabra en inglés es pink.
Da igual que hablemos de muñecas, comida, ropa o del tiempo ¿Qué pelota quieres? Pink ¿Qué pastel? El lila ¿Qué excavadora? La rosa. Y claro, ahí están las marcas de cosas para cubrir ese vacío. ¿Era necesario sacar al mercado pañales con la cara de Minnie Mouse? Yo creo que no.
Ahora, en los McDonalds, uno puede escoger entre juguete de niño, juguete de niña, juguete neutro y libro. Ante esto, yo me estreso. Podría coger un juguete de niña y otro de niño, que sé que es lo que más le va a gustar a la descendencia, pero no me parece correcto fomentar el absurdo sexista de esta opción. Un libro, ¿no? Con un libro no se puede equivocar uno. Lo que pasa es que yo los quiero entretenidos, no quiero que coman con lectura de fondo, como los monjes benedictinos. Pues nos queda la opción cobarde, el juguete neutro. Al final con eso nos quedamos, claro. Un mapa para pintar, blanco, como metáfora del juguete políticamente correcto que no satisface del todo a nadie. Moraleja, el McDonalds es el mal.
¡Ah, amiga! Entonces es que te equivocabas. Tu hija, como mujer, se siente inevitablemente atraída por el color rosa. Es algo genético. Asúmelo.
Ya... Lo que pasa es que no. Precisamente, el asignarle al rosa el significado "de niña" es algo relativamente moderno, y en ningún caso genético.
https://verne.elpais.com/verne/2014/11/18/articulo/1416293525_000025.html
https://www.trendencias.com/tendencias/sabias-que-el-rosa-no-siempre-ha-sido-un-color-de-chicas
Y ahora os voy a meter el miedo en el cuerpo. Si mi hija de dos años, que ha jugado mayormente con juguetes de su hermano, o sea, multicolores, que tiene una rica paleta de tonalidades en su armario, y cuya madre pone cuidado hasta en envolver los regalos en verde o amarillo, si ella nos sale con estas cosas, ¿qué más mierda sexista están aprendiendo nuestros hijos y dónde?
Por de pronto, y como con todo, he decidido negociar. Y es que los colores no significan una sola cosa. El lila, por ejemplo, es el color de las feministas. Así que ¿te gusta el lila? Bueno, pues vale, pues lila. Así por lo menos estamos listas para cualquier mani que se pueda convocar.
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