No se si en todas las familias españolas
de hace unos años había ese debate sobre si los niños debían ver a sus padres
desnudos. En el colegio de monjas al que iba, creo que yo era la única que había
visto un pene, y eso es tan terrible (y tan falso) como que no te gustara el Power Ranger rosa.
Hace unos años incluso se lo comenté a
Martin. ¿Tú crees que nuestros hijos deberían vernos desnudos? Martin abrió
mucho los ojos y emitió un sonido, algo así como "dah", que quería
decir, "en mi casa soy el amo y me paseo en bolas cuando me apetece".
Claro, los checos tienen otro tipo de relación con el cuerpo desnudo. No hay
más que ver los campings de Bohemia. Un tributo al slip de leopardo.
Desde que nació Dani, la pregunta de si
los niños deben vernos desnudos ha perdido todo el sentido. ¿Es que hay alguna
manera de impedirlo? Daniel me mete la mano en el escote en cualquier
parte, cuando voy al baño por las mañanas me sigue gritando
"mamá, pipi, mamá pipi" y cuando estamos en el aeropuerto soy yo la
que le mete a la fuerza en el retrete para que no se escape y acabe
en un vuelo a Bagdad. En cuanto a Martin, creo que se muere de ganas por llevarle a eventos deportivos checos que acaban en saunas mixtas y enseñarle a mear de pie (rebeldía a los alemanes, que cuentan las malas lenguas
que mean sentados).
Y si necesitaba alguna prueba más de que
no tiene ningún sentido mantener al niño ignorante de la forma de los
genitales están los cuentos infantiles checos donde, (cultural shock),
salen señores en pelotas, y claro, Internet. ¿Soy la única
que tiembla cada vez que presiona el enlace "La gran fiesta de
Pocoyó"?
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