miércoles, 6 de febrero de 2013

Libros de cubiertas rosas

Hace poco rescaté del olvido los libros de cubiertas rosas y letra Comic Sans. Con varias amigas embarazadas, qué mejor ocasión para librarse elegantemente de ellos. Pero al final les regalé una bolsa de pijamitas y camisetas de segunda mano y la recomendacion de que no lean nada. Especialmente nada encuadernado en tapas rosas y con letra Comic Sans.

Los libros sobre bebés normalmente no los escriben madres. Quizá por eso les falta información básica. Por ejemplo:

Lo mejor para el bebé es estar en brazos de sus padres. ¡Cómprese un fular y olvídese del carrito!
¡El niño crece! Deja aparcada por un momento la imagen monísima del bebé asomando la cabecita por entre los pliegues del pañuelo e imagina un bebé de diez kilos gritando y arañándote la cara tratando de salir del fular mientras tienes las manos ocupadas con la compra del súper y la bolsa de los pañales.

¡El colecho, como toda la vida se ha hecho!
Descarta esa imagen divina del bebé entre papá y mamá en una cama king size de sábanas impolutas. Te ofrezco otras varias. La tuya despertándote a media noche y despertando a tu pareja para cambiar las sábanas. O la de tu marido tocándote un pecho mientras el niño reclama el otro. ¿Te gusta el sexo? Invierte en una cuna.

¿El destete? Terrible.
Entonces, mejor encuentra una piscina donde permitan hacer topless, porque a partir del año no hay biquini que se le resista. Te acuerdas del fular y las manos ocupadas? Al menos le alegrarás la vista a todos en el supermercado.

El niño es bueno por naturaleza. Razona con él, no le fuerces.
Menos tres grados. Daniel no quiere ponerse los guantes. Patalea, se tira al suelo y se reboza en la nieve. Daniel llora porque le duelen las manitas del frio. Mamá llega tarde a la cita con el dermatólogo y, suprimiendo las ganas de darle dos tortas, le da un par de gritos y le mete a la fuerza en el carrito mientras la gente que pasa se pregunta si deberían llamar a los servicios sociales. Mientras mamá le ajusta bien fuerte las correas se alegra horrores de no haber sacado el fular. Y después se siente culpable, porque no está siguiendo las recomendaciones de un libro con tapas rosas que a ningún padre en su sano juicio le daría por leer.

1 comentario:

  1. Esos libros son el perfecto accesorio para para calar muebles que cojean.

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