lunes, 27 de mayo de 2013

Cóctel lingüístico

Una cosa que se oye continuamente sobre los niños bilingües es que no mezclan los idiomas. Ahora te están hablando en español, ahora se dan la vuelta y le hablan a papá en inglés, pasando como si tal cosa de Jersey a Gandía shore.

No estoy yo tan segura.

Si podemos servirnos de la muestra de niños bilingües que conozco, los renacuajos dominan el alemañol como el mejor. Tan pronto se comen un Eier que fahren en el Auto o te dicen que mañana a las tres con unos amigos en el parque si hace sol a jugar van.

Quizá es algo que mejora cuando el niño domina el idioma, pero no estoy yo segura de que desaparezca del todo, porque los adultos, sin ser bilingües, hacemos unos cócteles lingüísticos que ríete tú del modelo A, D y X en las vascongadas. ¿Quién de entre ustedes, inmigrantes alemanes, no se ha anmeldeado alguna vez? Ya sé que mi caso y mi casa son un poco especiales, pero sin importar en qué idioma estemos hablando cenamos Wurst con hranolky, cuando hace frío Daniel se pone poncochacek y hasta que el susodicho decidió que lo que se bebe con la comida es agua, en mi casa a eso se le llamaba vodicka.

No sólo en casa tengo problemas. Los españoles con los que trabajo deben pensar que tengo alguna tara mental porque cuando estoy al teléfono de repente cambio del español al inglés. Basta que alguien me diga “shall we go for lunch?” and there I am, cheating on my mother tongue. Y esto, dentro de lo que cabe es hasta simpático. Te hace parecer la sobrina bastarda de Aznar en un brunch con Bush, pero bueno, puedo vivir con ello.

Lo peor son los otros idiomas, los que no domino. Son esas situaciones en las que me preguntan si hablo checo y respondo, ja, ja. Me miran con cara rara, continúan hablándome en checo y yo insisto “klar, sofort”, incapaz de recordar una sola palabra en el idioma que me he pasado chapurreando siete años. O cuando Martin pide en un restaurante en París “vino und agua”. En estos casos normalmente se crea un bloqueo mental en el que estás seguro de que recordarías las palabras en Swahilli antes que en el idioma en el que necesitas.

Y todo esto lo escucha mi niño, proyecto de multilingüe, como si no tuviera suficiente con lo que tiene, el pobre. Ya no es por la vergüenza que va a sentir cuando tenga diez años más y sus padres hagan obscenidades con las leguas centroeuropeas delante de sus amigos. Es el modo en que ayer Daniel le pedía a su padre que cantara otra vez la canción de la ovecka dupidupidup.

“Más, tata, Ja?”

Tres idiomas, tres, en tan pocas letras. No está mal para no mezclar.

linguistic cocktail

When talking about raising bilingual children you hear all the time that the kids don’t mix the languages. Now they are talking to you in Spanish and suddenly they turn around and talk to daddy in English, going seamlessly from Jersey to Gandhia shore.

I’m not so sure about it.

If we can pick one example, the Spanish-German kids I know, they all speak flawless Germanish. Now se comen un Eier, then fahren en el Auto and finally tell you that tomorrow at three with some friends to the park if it is nice weather they going are.

Maybe it is one of those things that just improve with time, but I have my doubts. We, the adults, without being bilingual, can prepare amazing linguistic cocktails. Who amongst you, immigrants in Germany, didn’t Anmeldung in an Amt? I know my house is a bit particular, but does not matter in which language we communicate, we always eat Wurst with hranolky, Daniel wears poncochacek when is cold and until the little one decided water is called agua we always referred to it as vodicka.

The problem is not only home. The Spanish I work with must think I have some kind of mental issue because I often switch from Spanish to English in the middle of a conversation and don’t realize. It is enough to glance at an English email, and there I am, cheating in my mother tongue. And this it is not terrible, even if it makes me look slightly challenged. At least I can say I am fluent in both languages. I could live with the fact that I sometimes look like the niece of a Latin dictator giving a speech in Georgetown.

It is more problematic mixing the other languages, the ones I don’t master. Those situations when I am asked if I speak Czech and I answer Ja, Ja. When they keep on talking Czech and I keep on answering German absolutely incapable of remembering a word in the language I spent seven years trying to learn. It is when I ask for the bill in Nuremberg saying zaplatim and when Martin orders in Paris vino und agua. In these cases it appears it would be easier to remember the words in Swahilli rather than in the language you are trying to speak.

But the main problem is that all of this is observed by my child, our multilingual little project. And he has already enough in his plate, the poor thing. I worry not only about how embarrassed he is going to feel in ten years, when his parents keep on raping a number of central European languages in front of his friends. It is also the way he asked his father to sing the ovecka song “dupidupidup”.

“Más, tata, Ja?”

Three languages in so little words. Not bad, for someone who is not supposed to mix them.

martes, 21 de mayo de 2013

La alergia al tomate no es mortal

Como cualquier madre en Alemania he tenido que ir a recoger a mi hijo a la guarde por uno o varios de los siguientes motivos:

-Le ha dado alergia un tomate (a Dani le encantan los tomates)
-Existe la posibilidad, aunque remota, de que haya comido un fruto venenoso en el parque
-Parece que se encuentra mal por un motivo poco específico y sin síntomas concretos
-Tiene la caquita blanda (en un blog de madre, se tiene que hablar en algún momento de caquitas)
-Le ha sentado mal el yogur

Como cualquier madre en Alemania he tenido que llevar a mi hijo al médico y ponerme colorada al oír una o varias de las siguientes afirmaciones

-La alergia al tomate no es mortal
-Esto (leyendo post-it de la guarde con enfermedad de 25 letras) cursa sin apenas síntomas y no tiene tratamiento
-Yo no recomendaría sacarle sangre a un bebé sin un motivo de peso
-A ver si lo entiendo. Ha vomitado UNA vez… y no tiene otros síntomas…
-Puedo recomendarle: homeopatía, crema hidratante, clases de gimnasia para bebé, placebos varios...

Por muchas veces que esto suceda, y aunque coincida SIEMPRE con un viaje de negocios, una no puede protestar. Está claro que en la guarde se preocupan por el bienestar de mi hijo, o ¿es que me gustaría que no me llamaran si piensan que puede estar enfermo?

No, está claro que en estas situaciones solo le queda a una recoger al niño y callar. Lo que en mi opinión sí se pasa de la raya es lo que te cuentan en la reunión anual. Se supone que nos tendría que preocupar, por ejemplo, que el niño ensucia al comer, o el hecho de que coma mucho y esté delgado.

Tener un hijo sano es mejor que una hipoteca pagada. Ese suspiro de alivio cuanto te dicen que tu feto tiene cinco deditos en cada mano para mí es la cumbre del instinto maternal prenatal. Por eso me parece casi insultante el preocuparse porque sí, porque parece que una es mejor madre si saca las cosas de quicio y llama al pediatra si el niño hace la caquita verde (otra vez la caquita) y se siente culpable por cada minuto que el bebé está al cuidado de terceros.

Ya sé que esto me coloca en una categoría inferior a la rabenmutter, si es que existe, pero yo creo que en el fondo las cuidadoras de mi guarde, y las madres alemanas en general están sobrecualificadas y se aburren tratando con niños normales. Estamos hablando de bebés y en muchos casos lo peor que pueden hacer es morder con las encías ¡Ya llegara el momento de encontrarles porros en la habitación!

Quizá tenemos acceso a demasiados libros de psicología infantil y tratados de pediatría para el gran público. Al final en mi experiencia personal un 95% de lo que nos preocupa puede responderse con “es normal. Se le pasará”. Y en cuanto a lo restante es fácilmente identificable, es cuando te pasas la noche en vela poniendo termómetros y supositorios. En estos casos normalmente también obtienes del médico una receta para un medicamento real, no algo que puedes echar en el café si que quedas sin azúcar.

Al final no hay razón para dramatizar las cosas porque en cualquier caso una madre se va a preocupar. Cuando me llaman de la guardería (siempre a mí, nunca a mi marido) me tiembla la mano y me llegan a la mente imágenes horripilantes. Está probado, una madre puede imaginar de media una docena de desastres por segundo. Una madre cinéfila como yo echará mano de películas tan variopintas como Alien y Pesadilla en Elm Street para ponerse en lo peor. En fin, que lo paso fatal. Así que he decidido vengarme de las cuidadoras con un discurso histérico tipo:
-¡Alergia a un tomate! Habéis llamado al hospital, supongo. ¿Cómo está? ¿Respira bien? ¿Le han dado algo?
Así, queridas rabenmutters, una obtiene una valoración más realista de la situación, tipo “el niño tiene la piel irritada” y “ya se le ha pasado, quizá no haga falta venirle a buscar”.
Además esto es exactamente lo que haría una buena madre, ¿no?

Tomato allergy is not life threatening

Like any other mother in Germany at some point I had to pick up my kid from the day care due to some of these reasons:

-Allergy reaction to a tomato (Dani loves tomatoes)
-There is a remote chance he ate a poisonous fruit in the park
-He is feeling unwell with vague symptoms and for unspecific reasons
-His poo is too soft (of course in a mother blog you need to talk about poo at some point)
-He ate a yogurt and vomited

Like any other mother in Germany I had to take my child to the doctor and got all red while listening to one or several of these:

-Tomato allergy is not life threatening
-This (reading a 25 characters long illness name) is basically asymptomatic and requires no treatment
-I would not recommend making a blood test in a baby without a solid reason
-So… he vomited once this morning… and there are no other symptoms...
-I can suggest: homeopathy, moisturizing cream, baby gymnastics, and other placebos

Does not matter how many times this happens, and even if it always happens when I am on business trips, I cannot complain about it. Of course they worry about my son’s well being in the day care! Would I prefer they don’t call me if they think he is sick? What about the other kids? What kind of mother I am?

In these situations you can only pick up your child, smile and say thanks. Period.

What it does bother me is what they tell you in the bi-yearly personal interview. Apparently we should worry about he making a mess when eating and the fact that he is too thin and eats too much.

Having a healthy child is greater than a paid mortgage. That relief you feel when it is confirmed your fetus has five little fingers in each hand is for me the peak of prenatal maternal instinct. That’s why I think it is almost insulting to worry without a good reason, just because it looks like you are a better mum if you get hysteric once in a while and call the pediatrician over green poo (here it is the poo again).

I know this will put me in a category lower than the rabenmutter, if such a thing exists, but I have the feeling the personal in the day care, and German mums in general, are overqualified and get bored with normal children. We are talking about babies and in many cases the worst they can do is biting with their empty gums. The moment will come when we find marihuana in their room, but we are not there yet.

Maybe we have access to too many psychology and pediatric books for kids. In my personal experience, 95% or motherly worries can be answered with “it’s normal. It will get better with time” and the rest is easily identifiable. It is when you spend the night giving suppositories and measuring his temperature. In these cases, you generally obtain from your pediatrician real medicine, not the one you can put in your coffee when you run out of sugar at home.

At the end of the day there is no need for anyone to dramatize because any mother will always create some drama on herself. When the day care calls me (always me, never my husband) my hand shakes and I run horrific scenarios on my head. A mother can imagine dozens of horrific scenarios per second. A film-lover mother will remember movies such as Alien and Armageddon to spice her horrific scenarios. In short, I panic. So I decided to take revenge with a slightly hysteric speech:

“Tomato allergy! You called the hospital first, I suppose? How is he? Is he breathing well?”

And this way, my dear rabenmutters, you can obtain a slightly more realistic assessment of the situation “well, it is just a skin rush, he is well now, maybe there is no need to pick him up after all”
Plus, this is exactly what a good mother would do, isn’t it?

martes, 14 de mayo de 2013

Sobre lo que está pasando

Me encantaría escribir sobre lo que está pasando en España. No sólo porque aquí se me pregunta bastante, pero también por dar un gusto a esa feminista revolucionaria que llevo dentro (y no precisamente oculta) con unos párrafos de denuncia social al más puro estilo veintiún días.

Me gustaría pero no puedo, porque, como me he dado cuenta en esta última visita, de lo que está pasando en España no tengo ni puta idea.

A ver, yo me informo. Leo los periódicos de rigor y los tweets sobre mareas blancas y verdes. Pero luego llego al aeropuerto de Madrid y me quedo anonadada ¿4,80 euros a Chamartín? ¿En qué mundo vivimos? Por supuesto inmediatamente lo posteo en Facebook, y mis amigas no levantan ni una ceja. “Ya lleva un tiempo. Para igualarnos a otras ciudades europeas: Moscú, Oslo, Helsinki, Ginebra…”

Claro, lo que es anonadante es que yo me indigne por los cuatro euros con ochenta con la que está cayendo. Lo entiendo. Soy una privilegiada. Me he convertido en uno de esos alemanes que te preguntan curiosos que está pasando en España cuando su mayor preocupación es que la basura esté bien clasificada. Problemas del primer mundo.

Problemas del primer mundo como los que yo tengo cuando me quejo por la grosería de los empleados de Renfe, los ascensores de la estación que no funcionan y la retorcida disposición de los carritos en la terminal dos de Barajas. (Es kafkiano que uno tenga que subir al segundo piso con las maletas para comprar una ficha con la que bajar y coger el carrito para llevar las maletas al segundo piso).

Aquí es cuando se me pregunta en qué universo paralelo tengo alquilado mi piso. Con la que tienen encima los de Renfe, como para preocuparse por ser gentil. Con el panorama que tiene Aena, como para trabajar en una distribución efectiva de los carritos.

De esas cosas sólo se preocupan en Alemania.

Es como cuando se ve en ciertos países a gente tirando latas al mar. Cuando los índices de alfabetización son un problema, explicar lo de las tres erres, reutilizar, reducir, reciclar, pierde prioridad.

Y yo, con mi trabajo fijo, mi marido inmigrante alemán, y mis siete cestas para reciclar me permito el escandalizarme cuando oigo a alguien (a alguien que trabaja en un quirófano o en una escuela) aconsejar “agachar la cabeza y hacer lo que te diga tu jefe, que no está el horno para bollos”.

En el mundo de caramelo en el que habito no concibo el que un empleado no tenga la libertad de cuestionar a su jefe. Nosotros nos pasamos horas cuestionándonos, y no me gustaría trabajar con alguien que no lo hiciera. Me da mal rollo hablar sola. Además, el no cuestionar las cosas produce accidentes aéreos. http://www.publicspeakingtoolkit.com/ethnic-theory-of-plane-crashes.html

Entiendo, como no, que en estos momentos uno se centre en oír, ver y callar, y que acepte la mitad de su sueldo en un sobre, y que haga prácticas sin cobrar. Que con el paro que tenemos uno estire sus principios hasta que se adapten a los de su empresa. Yo haría lo mismo, faltaría más, no están las cosas para ponerse a hacer el kamikaze con el pan de tus hijos. Esto es comprensible, pero no puede ser que por ser normales llegue el punto en el que ese tipo de cosas se vean bien. No está bien. No está bien tirar latas de cocacola al mar, no está bien dejarte la profesionalidad en la taquilla para agradar a tu jefe, y no está bien que los empleados de Renfe sean groseros y no hablen inglés. Y hasta hace poco, no se me negará, que nos preocupábamos por estos temas. Que nos indignábamos por cosas bastante idiotas. ¡No podemos dejar que protestar por absurdeces se convierta en patrimonio de la Europa del Norte!

Así que no puedo escribir sobre España. Se me insultaría con toda la razón del mundo. Se me diría que el russian red se me ha subido a la cabeza, lo cual posiblemente sea cierto. Parece que mi verdadera contribución es permanecer ligeramente ignorante de lo que pasa en España y volver de vez en cuando para preguntar estúpidamente el porqué de los precios desorbitados del metro. Como la borracha que dice que el emperador está desnudo, mi misión es mantener la perspectiva. La perspectiva del primer mundo, claro está. Y lo repetiré las veces que haga falta: la programación de la televisión pública es cada vez más mierda, una renta mínima reduce la criminalidad, el mundo sería un lugar mejor si todos hicieran correctamente su trabajo, no está bien lo que se les hace a las verduras antes de llegar al super, la crueldad contra los animales debería estar mucho más castigada, necesitamos más zonas verdes y más ordenadores en las escuelas, y los precios del metro de Madrid son un robo.

About what is going on

I would love to write about what is going on in Spain. Not only because it is interesting, but also to please that inner feminist-revolutionary I have inside (and not very well hidden) with a few burning paragraphs of seriousness.

I would love to but I can’t because, as I realized during my latest visit, I don’t have a fucking clue about what is going on in Spain.

Of course I keep myself informed. I read the press everyday and I follow all those tweets about concentrations and demonstrations. But then, I land in Madrid airport and I think “what the heck? 4,80 Euros to Chamartin? Are we crazy?” Of course I immediately post it in Facebook obtaining no reaction from my friends. “It’s been a while. We are now equal to other important European cities: Moscow, Oslo, Helsinki, Geneve…”

I know, with the problems in Spain today I shouldn’t go bananas over the price of a metro ticket. I am more than spoiled. I became one of those German that get curious about what is going on in your country but are really worried about proper sorting of rubbish. First world problems.

Same first world problems I have when I complain about railway station employees being rude and elevators out of order and the absurd way of working of the carts for luggage in Barajas (you have to carry your bags to the second floor in order to purchase a token so you can go down, get a cart and carry your bags to the second floor).

Here is where I’m asked how long have I been living in a cave. With all the problems the railway service has, the least of its concerns is that employees walk the extra mile to help you, and with the situation in the Spanish airport, there is no much room to question if the carts system is effective.
Only Germans would worry about such stuff.

It reminds me when I saw in certain countries people throwing rubbish to the sea. When alphabetization is an issue, there are no many policies enforcing environmental conscience. “Reuse, reduce, recycle” is not in the top agenda.

And there I come, with my permanent position, my German immigrant husband and my average German recycling problems, frowning upon someone (someone working at a hospital or at a school) that says “You should do as your boss tells you. Even if you know is stupid. You cannot afford to lose your job these days”.

In Candyland, where I come from, I cannot conceive that an employee is discouraged from questioning his or her boss. We spent literally hours questioning each other and I would not like to work with someone that doesn’t question me. It is really boring talking to yourself. See what happens when you do not question your boss. http://www.publicspeakingtoolkit.com/ethnic-theory-of-plane-crashes.html

Sure, I understand that in these hard times one is forced to accept half of his salary in an envelope, a relaxation of the safety conditions in the workplace and basically working like a slave for peanuts. With the unemployment rate in Spain it is normal to bend your principles, until they match the ones in your company. I would surely do the same. I’m no kamikaze, especially when the food for my family is on the line. It is understandable, but it is not right. And it cannot be right, even if it is the norm. It is not right to throw rubbish in the sea, it is not right to relax your professional standards to please your boss and it is not right to be rude when you are facing customers. And till recently, you will agree with me, we used to worry, and get upset about this kind of silly stuff. What is happening? We cannot allow that only North European countries will from now on complain about absurdities!

So, obviously I cannot write about Spain. I would be insulted, and rightly so. People would say my expensive Shampoo is doing something in my head, which is probably true. Looks like my only contribution will be to remain slightly unaware of the situation and come back from time to time asking why the public transport is so ineffective, like some annoying granny shouting over the price of baking powder. Like her, my mission will be to keep things in perspective. In first world perspective, that is. And I will repeat it whenever: Public TV is getting more and more ridiculous, a universal rent reduces criminality, the world would be a better place if people would take pride in their jobs, it is not right how vegetables are treated before they come to the stores, animal cruelty should be way more punished, we need more green areas and more computers in the schools and the prices of public transport in Madrid are a robbery.

jueves, 9 de mayo de 2013

La curiosidad


En la clase de alemán tenemos este tipo de ejercicios en los que hay que decir si un adjetivo es positivo o negativo. En teoría, puesto que la clase suele estar llena de iraníes, uzbecos, argentinos, e ingenieros españoles, la cosa da para una agradable conversación, de esas que empiezan “en mi país” o en este caso “In meinem Land”.

In meinem Land, por ejemplo, la curiosidad se considera algo positivo. Es lo que motiva a la gente a estudiar un doctorado y descubrir una cura contra el cáncer. Al menos en teoría. También es lo que motiva que se investigue si los chimpancés pueden o no reconocerse los unos a los otros cuando se les enseña fotos del ano de otros monos. Puede que la curiosidad lleve a uno a descubrir la electricidad, pero también a mezclar mentos con cocacola, baileys con zumo de naranja y poner un camembert en vinagre. (A ese tipo de gente que perpetra con demasiada alegría experimentos culinarios no les dejaría agentes químicos al alcance de la mano).

Sí, la curiosidad puede conducir a una carrera brillante. Pero en el corto plazo donde te lleva es normalmente a las urgencias de urología.

Si lo piensas, la curiosidad ha sido la culpable de tus actos más idiotas. Por curiosidad he comido saltamontes, por curiosidad, quiero creer, Daniel le da lametazos a la fregona. Es por curiosidad, y no por celos, por lo que leo el móvil de mi marido cuando tengo ocasión. Por curiosidad me tragué, como tanta otra gente, la insufrible segunda temporada de Downtown Abbey… y las absurdas tercera, cuarta, quinta y sexta de Lost. Por curiosidad tuve que ver la tomadura de pelo de Avatar y perdí mi fe en la humanidad, o al menos en los guionistas.

Hablando de películas, si hemos aprendido algo del cine de terror, es que la curiosidad ha matado un buen número de animadoras rubias. Y si algo hemos aprendido de Gente es que la curiosidad mutila a diario a un buen número de señores de mediana edad.

La curiosidad… Hoy sin ir más lejos he pensado, desde un punto de vista totalmente científico. ¿Qué saldría si volvemos a hacer un pequeño experimento Martin y yo? ¿Sería otro clon de su padre, probando de ese modo la superioridad del ADN checo? ¿Le gustarían los autos, o esta vez se obsesionaría con los Playmobiles?

Por un segundo lo he pensado y luego he rechazado estos pensamientos con la misma convicción que rechazaría la idea de probar a frotarme guindillas en el pubis… por curiosidad, ya se sabe.

Curiosity (not a robot)


In German class we have sometimes this exercise where you should say if an adjective is positive or negative. Given that the class is full of Iranians, Argentinians and Spanish engineers. This leads generally to a pleasant conversation. This kind of conversation that starts “in my country…” or in this case “ in meinem Land…”.

In meinem Land, for instance, curiosity is considered something positive. Curiosity is what motivates people to finish a PhD and discover a cure for cancer. Theoretically. It is also what motivates people to research if chimpanzees are able to recognize each other looking at pictures of their anuses. It might be that curiosity leads to the discovery of electricity, but it also leads people to mix mentos with coke, baileys with orange juice and keep Camembert in vinegar. Personally, I would not let the kind of people that plays that way with food anywhere near chemicals.

I agree, curiosity can be the driver to a successful career. But in short term it most likely will make you drive to a urology ER.

If you think about it, curiosity was behind your most idiotic actions. Out of curiosity I have eaten locusts. Out of curiosity, I want to believe, my son eats dirt from the floor. Out of curiosity and not jealousy, I read my husband’s mail whenever I get the chance. For the same reason I watched, like many other idiots, the insufferable second season of Downtown Abbey… and the absurd third, fourth, fifth and sixth from Lost. Out of curiosity I had to watch the unbearable joke that is Avatar and lost my faith in humanity, or at least in script writers.

Talking about films. If we learnt something out of horror movies is that curiosity killed a decent number of blond teenagers.

Curiosity… Today the idea came to me, from a purely scientifical, hypothetical point of view, what would happen if we try this little experiment once more? Would we get another clone from Martin, proving the comparative strength of Czech DNA? Would he like autos, or would he get obsessed with Playmobil?

Of course I rejected these thoughts as I would reject the idea to scrub chilies in my pubis… out of curiosity