Como
cualquier madre en Alemania he tenido que ir a recoger a mi hijo a la guarde
por uno o varios de los siguientes motivos:
-Le ha
dado alergia un tomate (a Dani le encantan los tomates)
-Existe
la posibilidad, aunque remota, de que haya comido un fruto venenoso en el
parque
-Parece
que se encuentra mal por un motivo poco específico y sin síntomas concretos
-Tiene
la caquita blanda (en un blog de madre, se tiene que hablar en algún momento de
caquitas)
-Le ha
sentado mal el yogur
Como
cualquier madre en Alemania he tenido que llevar a mi hijo al médico y ponerme
colorada al oír una o varias de las siguientes afirmaciones
-La
alergia al tomate no es mortal
-Esto
(leyendo post-it de la guarde con enfermedad de 25 letras) cursa sin apenas
síntomas y no tiene tratamiento
-Yo no
recomendaría sacarle sangre a un bebé sin un motivo de peso
-A ver
si lo entiendo. Ha vomitado UNA vez… y no tiene otros síntomas…
-Puedo
recomendarle: homeopatía, crema hidratante, clases de gimnasia para bebé,
placebos varios...
Por
muchas veces que esto suceda, y aunque coincida SIEMPRE con un viaje de
negocios, una no puede protestar. Está claro que en la guarde se preocupan por
el bienestar de mi hijo, o ¿es que me gustaría que no me llamaran si piensan
que puede estar enfermo?
No,
está claro que en estas situaciones solo le queda a una recoger al niño y
callar. Lo que en mi opinión sí se pasa de la raya es lo que te cuentan en la
reunión anual. Se supone que nos tendría que preocupar, por ejemplo, que el
niño ensucia al comer, o el hecho de que coma mucho y esté delgado.
Tener
un hijo sano es mejor que una hipoteca pagada. Ese suspiro de alivio cuanto te
dicen que tu feto tiene cinco deditos en cada mano para mí es la cumbre del
instinto maternal prenatal. Por eso me parece casi insultante el preocuparse
porque sí, porque parece que una es mejor madre si saca las cosas de quicio y
llama al pediatra si el niño hace la caquita verde (otra vez la caquita) y se
siente culpable por cada minuto que el bebé está al cuidado de terceros.
Ya sé
que esto me coloca en una categoría inferior a la rabenmutter, si es que
existe, pero yo creo que en el fondo las cuidadoras de mi guarde, y las madres
alemanas en general están sobrecualificadas y se aburren tratando con niños
normales. Estamos hablando de bebés y en muchos casos lo peor que pueden hacer
es morder con las encías ¡Ya llegara el momento de encontrarles porros en la
habitación!
Quizá
tenemos acceso a demasiados libros de psicología infantil y tratados de pediatría
para el gran público. Al final en mi experiencia personal un 95% de lo que nos
preocupa puede responderse con “es normal. Se le pasará”. Y en cuanto a lo
restante es fácilmente identificable, es cuando te pasas la noche en vela
poniendo termómetros y supositorios. En estos casos normalmente también
obtienes del médico una receta para un medicamento real, no algo que puedes
echar en el café si que quedas sin azúcar.
Al
final no hay razón para dramatizar las cosas porque en cualquier caso una madre
se va a preocupar. Cuando me llaman de la guardería (siempre a mí, nunca a mi
marido) me tiembla la mano y me llegan a la mente imágenes horripilantes. Está
probado, una madre puede imaginar de media una docena de desastres por segundo.
Una madre cinéfila como yo echará mano de películas tan variopintas como Alien
y Pesadilla en Elm Street para ponerse en lo peor. En fin, que lo paso fatal.
Así que he decidido vengarme de las cuidadoras con un discurso histérico tipo:
-¡Alergia
a un tomate! Habéis llamado al hospital, supongo. ¿Cómo está? ¿Respira bien?
¿Le han dado algo?
Así, queridas
rabenmutters, una obtiene una valoración más realista de la situación, tipo “el
niño tiene la piel irritada” y “ya se le ha pasado, quizá no haga falta venirle
a buscar”.
Además
esto es exactamente lo que haría una buena madre, ¿no?
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