Una
amiga de Madrid se va a congelar los óvulos. La información es tan jugosa que
me he bloqueado completamente y he tardado semanas en escribir este post.
Para
empezar, la protagonista de esta historia tiene treinta y tres lereles, como yo,
y es ginecóloga. O sea, que sabe lo que se hace. Si mi “Finanzberater” sacara
todos sus ahorros del banco para meterlos debajo del colchón, lo que es yo, me
preocuparía.
Y si
aceptamos que la chica sabe lo que se hace, entonces es que hemos llegado a esa
edad en la que tiene sentido congelarse los óvulos. ¡Y una que pensaba que lo
más dramático de hacerse mayor eran las arrugas! A partir de los treinta, la
calidad de los óvulos comienza a decaer y dicha ginecóloga ve a diario parejas
a las que les cuesta horrores tener un hijo. Parece mentira, ¿verdad? Cuando
para dejarnos embarazadas a otras, basta con una noche tonta y un par de
tequilas.
Pero
amiga, antes de correr a tu centro de salud más cercano, que sepas que la cosa
anda carilla y no la cubre la seguridad social. Vamos, que una vez que te
decides a hacer la inversión conviene tener un plan de negocio que incluya
Match.com o banco de esperma de confianza.
Bromas
aparte, y aunque me parece genial tener un plan de contingencia en la nevera,
por algún motivo la cosa me pone un pelín triste. ¿Es necesario todo esto? Si
una se congela los óvulos es que quiere ser madre, y si una lo quiere, ¿no son
los treinta y tres un buen momento? A mi me da la impresión de que algo no
cuadra cuando gastarse miles de euros para retrasar el reloj biológico suena
más razonable para un buen número de mis amigas que buscarse un chico majete
con genes de buena familia.
Las que
siguen en el mercado me hablan de sus penas para encontrar un candidato, más
que de acabar ese máster en administración de empresas, así que extrapolando
como un periodista irresponsable veo que el problema no está en tiempo para
crecer profesionalmente, sino en el emparejarse. Y cuando hablamos de parejas, no puedo evitar mencionar que entre
mi muestra de amigas solteras hace años que no aparece un tipo al que se le
pueda llamar novio. Todo son amistades con derecho a roce (que duran años) y
rolletes con el que irse de vacaciones a casas rurales y ver la tele juntos
como un matrimonio de toda la vida. Nada parecido a una relación ¡no por dios!
Tener
una relación no se estila, pero en cambio nos planteamos congelarnos los óvulos.
¿Nos da más miedo compartir el armario del cuarto de baño a que nos pinchen los ovarios con una aguja de las gordas? Por mucho que les cabree a mis amigas
solteras, me temo que la respuesta es sí. O eso, o en realidad lo que quieren
es seguir pasándolo pirata hasta bien entrada la cuarentena, lo que me parecería muy
bien y les recomendaría que lo dijeran honestamente en lugar de quejarse de que
no quedan hombres. No seré yo quien diga que son unas perdidas. Ya lo dirán sus
respectivas madres.
Y qué decir de los chinos: http://uk.news.yahoo.com/china-match-making-parents-single-love-lives-16112012-20121116.html#0TJ1Tb9
Mucho más fácil que esto: http://online.wsj.com/article/SB10001424127887323628004578458882165244260.htm
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