lunes, 13 de enero de 2014

8 cosas que he aprendido de mi hijo y pienso poner en práctica en el 2014

1 - Hacer ejercicio. Si un niño de dos años tuviera la capacidad de moverse en línea recta, dejaría en evidencia a muchos corredores de maratón. Eso es lo que pienso mientras veo "Guerra de Cupcakes" tirada en el sofá y mi hijo cabalga sobre el aspirador.  Sí, amigas, vuestro hijo puede ser el monitor de aeróbic más insistente que hayas tenido. Este año voy a ponerme esas zapatillas de correr que compré en el 98 y siguen como nuevas, y voy a llevarle regularmente a algún sitio abierto. Para la segunda fase reservo un parque con vallas, bancos, y otros obstáculos.

2 - Practicar idiomas. Daniel no tiene ningún problema en repetir "mandina, cosina, camemo, pintururas" hasta que el interlocutor no sólo entiende lo que quiere decir, sino que además le da lo que demanda. Mi alemán no tiene nada que envidiar al de mi hijo. Está claro que son sólo mis inhibiciones lo que me impiden conseguir lo que quiero.

3 - Vestir como quiera. Y hablando de inhibiciones, Daniel ha decidido que no le gustan las camisas y que en cambio le encanta llevar orejas de conejo. ¿Quién soy yo para impedírselo? Yo tengo el armario lleno de sombreros, saris y zapatos chinos que jamás me pondría en público. Creo que este año voy a hacer lo posible por encontrar una ocasión.

4 - Pararse a oler las flores. El camino de casa al supermercado está lleno de cosas interesantísimas. Hay un arbusto con frutos rojos, y una esquina que siempre está llena de hojas secas. Un día vimos una ardilla por el camino, circunstancia que podría repetirse en cualquier momento. Ver el mundo desde la óptica de tu hijo es a veces una experiencia comparable a fumarse un par de porros, e infinitamente más segura desde del punto de vista de mantener la custodia del niño.

5 - Repartir amor de forma honesta. Daniel tan pronto te da un abrazo sin venir a cuento como se niega a darle un besito a la tía que ha venido de lejos con un fantástico coche de bomberos. "Dale un besito" "No". "¡Daniel!, ¡un besito!" "Neiiiin". A veces pienso que sería genial hacer lo mismo. "Natalia, un besito a la suegra" "Noooooo".

6 - Pasar tiempo "in the zone". Si Daniel está jugando con un auto, se vuelve ciego y sordo hacia cualquier estímulo exterior. Cuando yo estoy haciendo cualquier cosa, normalmente la tengo que interrumpir veinte veces por el móvil, Internet, y mi marido "¿has visto mi cartera?" Lo cual, Internet dice, es muy poco productivo. Este año voy a volverme ocasional y oportunamente autista.

7 - Montar un pollo de proporciones bíblicas y después comerte a besos. ¿Recuerdas la última bronca que tuviste con alguien? ¿Esa que te dejó de mal humor para todo el día y provocó otras minibroncas con gente que nada tenía que ver con el asunto original? A Daniel eso no le pasa. Él puede gritar, ponerse rojo, darte patadas, vomitar, girar la cabeza 360 grados y hablar en lenguas extrañas, y al minuto estará sonriendo adorable sin memoria alguna del episodio.

8 - Vivir el momento. Durante estas Navidades Daniel se las arregló para comportarse como Valdemort en speed en Nochebuena y dormirse media hora antes de la cabalgata de reyes.  Como todo el mundo sabe, los niños hacen las cosas más simpáticas cuando te has quedado sin batería en la cámara y las excursiones con bebés siempre están a una fiebre de cancelarse. Así las cosas a una sólo le queda apreciar esos momentos irrepetibles que el universo te obsequia a lo largo del día.

Nota: Hay una buena razón por la que existen convenciones sociales que te impiden poner en práctica tanto como quisieras lo que propongo en este post. Vestirse de geisha en el trabajo, negarle el saludo a la suegra y perder la consulta en el pediatra por pararte a oler las flores pueden traerte problemas. ¡Usa estos consejos con moderación!

8 Things I learnt from my child and I intend to apply to myself in 2014

1 - Do sports. If a two year old was able to move in a straight line, he would complete a marathon before nap time. That's what I think while I watch "Cupcake wars" and my child rides the vacuum-cleaner. Yes, my dear friends, your child could be the most demanding aerobic trainer you ever had. This year I'm going to wear those running shoes I purchased in '98 and I'm going to follow him in the open. For phase two I will take him to a park with a lot of benches and other obstacles.

2 - Do languages. Daniel doesn't see the problem in repeating "mandina, cosina, camemo, pintururas" until he obtains what he wants from whomever can give it to him. My German is as good as my son's, so it is clear only my inhibitions preventing me from getting what I want.

3 - Dress as you please. Talking inhibitions, Daniel recently decided he rather does not wear shirts and bunny ears are the new black. Who am I to discourage him? I have a bunch of hats, Indian saris and Chinese shoes that I never wore in public. Maybe now is the moment.

4 - Stop to smell the flowers. In the way from home to the supermarket there are plenty of amazing spots. There is a bush with red fruits and a corner that is always full of leaves. One day we saw a squirrel, and that could happen again anytime. Looking at the world from with your child's eyes could be just like spending some time in Amsterdam. And in some ways, safer.

5 - Sharing your love in an honest manner. One minute Daniel decides to hug you for no reason and the next, he refuses to even look at the auntie that came for a visit (with presents). "Give her a kiss" "No" "¡Daniel! ¡A kiss!" "Neiiiiin". Sometimes I think it would be great to do the same. "Natalia, a kiss to your mother in law!" "Nooooooo".

6 - Spending time in the zone. When Daniel is playing with an "auto", he becomes blind and deaf to any external stimuli. When I try to get something dome I'm always interrupted but the mobile, Internet, my husband "have you seen my wallet?" and other temptations. And this is very unproductive, Internet says. This year I will become occasional and conveniently autistic.

7 - Making an epic show and forget it immediately. Remember the last time you had such a fight with someone, you were in a bad mood for days, and even had additional fights with people that had nothing to do with the original matter? Daniel doesn't. He can cry, get red, kick and scream, vomit, turn his head 360 degrees and speak in tongues, and one minute after that he will be smiling, adorable, without any recollection of the episode.

8 - Living for today. During the holidays Daniel's timings simply were off track. Daniel behaved like Valdemort in speed during Christmas Eve and fall slept half an hour before every event we wanted to attend. As everybody knows, children make the most amazing things when you run out of battery in the camera and trips with kids are always one fever away of being cancelled. In this situation, becomes mandatory being able to worship the unique moments of every day.

Disclaimer: There are a number of good reasons for social conventions to frown upon many of the things I'm suggesting above. Dressing as a geisha for work, refusing to greet your mother in law and skipping your doctor's appointment because you got stuck smelling the flowers could get you into trouble. Use at your own risk!

jueves, 2 de enero de 2014

Traducción imposible

http://www.youtube.com/watch?v=kfh-P7-tV70

Campofrío sabe que para sacarle las lagrimas a un expatriado, sólo hace falta enseñarle una barra de salchichón. Y lo hace bien. Con ese puntito chusco tan español. Ser español mola, porque nos tocamos mucho y hablamos a gritos. Es cómico sentirse orgulloso de algo así, sobre todo porque cuando se trata de despreciar el espacio personal los ibéricos no somos ni mucho menos los campeones.

Pero no es eso lo que me molesta del anuncio. Me molesta ese dar a entender que ser español mola, porque no somos como esos europeos desaboríos del norte. Aquí, como entiende el lector, me están tocando a la familia. Algo de razón tiene, claro está. Los checos, sin ir más lejos, no suelen salir hasta las cinco de la mañana. Están cansados porque durante el día se han escalado una montaña y después se han construido unos muebles de jardín con cuatro ramas que encontraron por ahí. Los alemanes no te dan besitos ni tienen tanta sal, pero si el empleado de DHL te dice que tu paquete llega el jueves, llega el jueves. Y en ciertas ocasiones, esto es preferible a que te llamen bonita y hermosa en Correos. Espero que no me tachen de antiespañola por elegir la puntualidad del metro en Núremberg, a los achuchones cariñosos en hora punta en Chamartín, y admitir no echar de menos (excepto en casos extremos) el oír todo sobre las operaciones de juanete de las señoras que se te cuelan, salerosas ellas, en la cola del súper, para comprar los ingredientes de esa cena para tres en la que comen quince.

Que uno ame lo suyo es normal. El mejor ejemplo es el pan. No existe un pan mejor que el que se come en tu casa. Cuando uno se va fuera, lo primero que echa de menos es su pan. Pero hay que ser ciego, o un paleto sin remedio, para pensar que no hay nada en el mundo comparable a una barra de Riche.
¿Y qué decir del vino? Nombre usted un vino mejor que el francés. El Ribera de Duero, claro está. Ahora bien, si pregunta a un grupo de Erasmus se enterará de que el vino de Moravia, el de Eslovenia, el de California, y el Rumano entre otros muchos también son los mejores del mundo.

Lo siento mucho Chus, pero claro que cuando te vas te haces. Cada ciudad, cada país en el que vives te cambia, te mejora, te moldea. Viajar es perfeccionarte. Viajar es añadir extras al equipamiento de serie. Viajar es echar de menos. No sólo lo tuyo, sino lo de los demás, que has hecho tuyo. La mejor pizzería del mundo, que resulta que está en Valladolid, y  el olor del mar, que no llega a Castilla. La mierda que ponen en la tele española y ese cine de Praga con veinte butacas, que proyecta películas culturetas en las que te ríes a destiempo porque no entiendes el humor finlandés. Las pescaderías aquí y los mercados de los sábados de allí. Salir de tapas, e ir al trabajo en bici. Y sobre todo los amigos, gracias a los cuales ahora sabes localizar Serbia en un mapa.

Es razonable pensar que mi hijo no crecerá gritando al hablar y espero que no se le considere menos español por ello. Al fin y al cabo, que te gusten los pretzels no es incompatible con que se te caigan las lágrimas delante de un plato de lentejas. Incluso a veces, lo que haces tuyo es más tuyo, porque te lo has ganado. Cuando un checo logra memorizar "Abadía Retuerta" se merece que le llamen caballero en el bar y le inviten a una partida de mus.

Queridos expatriados, deseo que el 2014 os traiga todo lo que echáis de menos. Y que nunca dejemos de descubrir cosas nuevas, por mucho que las echemos de menos después.