miércoles, 25 de enero de 2017

Escrito con la boina puesta

Mi abuela paterna podría haber sido lo que hubiera querido (aparte de ser abuela, claro está). Además de ser lista como un coco* tenía mano para las cosas bonitas. Mi abuela hacía collages en ceniceros y petit-pois antes de que toda esa mierda se pusiera de moda, pero además era ella quién le echaba un vistazo al coche cuando se paraba y no tengo la menor duda de que de estar en el sitio correcto en el momento perfecto nos hubiera llevado a la luna (y traído de vuelta).

Sí, si mi abuela hubiera nacido unos años más tarde hubiera sido lo que hubiera querido… o no hubiera sido nada, sino que ante tantas posibilidades donde elegir hubiera vivido permanentemente insatisfecha y encima nos hubiéramos perdido sus figuritas de belén pintadas a mano y sus boinas de lana a juego con su bufanda.

La sensación de no estar cumpliendo con el propio destino me es familiar. Sobre todo, cuando Linkedin me recuerda que mis compañeros de promoción están bien en camino de dirigir el mundo mientras mi impacto global se reduce más bien a los cuatro colegas que leen mis mails. A veces me pregunto qué hubiera pasado si me hubiera dedicado sólo a escribir, y mi medio knedliky me responde que esto tiene pinta de crisis de la mediana edad.

El caso es que crisis o no, me he puesto una de las boinas que me hizo mi abuela, y me he decidido a sacar esa novela que tengo guardada en el cajón a que le dé el aire. La voy a presentar a un concurso en marzo y evidentemente no voy a ganarlo, porque hoy en día uno da una patada en el suelo y le salen tres escritores y diez madres blogueras que le ponen al tema mucha más dedicación que yo, pero no intentarlo es todavía más idiota que intentarlo. Estoy atrapada en la idiotez que supone en cualquier caso perder el tiempo escribiendo.

El propósito de escribir estas líneas en concreto es, por cierto, una propuesta hacia los lectores que quieran embarcarse conmigo en esta pérdida de tiempo. Si alguien quiere hacerme llegar su email de alguna manera, recibirá una copia de la novelita. A cambio de la posibilidad de cachondearse de mí, se espera que el lector me ayude a corregir fallos, inconsistencias, flecos sueltos y tonterías varias que se hayan colado. Uno de Marzo es la fecha límite.

Y ahora, si me disculpais, voy a salvar el mundo, one powerpoint at the time.


*Google no sabe que ser listo como un coco es ser muy listo. Igual es algo que se dice sólo en mi casa.

2 comentarios:

  1. Nata mandamela. Soy lingüista, quizá te pueda ayudar.
    Saludos y un abrazo

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