lunes, 23 de marzo de 2020

Teletrabajo durante el apocalipsis


Es marzo de 2020 y son tiempos extraños. Nos preocupa el hecho de sólo nos quedan tres rollos de papel higiénico. Gritamos a los niños para que se laven las manos al llegar a casa y hablamos con la familia sólo por Internet. El sábado nos quedamos dormidos viendo basura en el móvil. En realidad, las cosas no son muy diferentes para nosotros en medio de la pandemia. Supongo que nuestra vida familiar era ya una distopía y no nos habíamos dado cuenta.

Incluso esto del teletrabajo con niños ya lo habíamos probado. Y jurado nunca jamás volver a hacerlo. “Mejor cogerse un día de vacaciones”, decíamos. "Por salud mental", añadíamos.

Cuanto el monstruito era pequeño, contraté una babysitter para poder atender a una reunión. Habrían pasado diez minutos cuando la chica me interrumpió para pedirme una fregona. El monstruito había dejado muy claro, en marrón sobre la alfombra, lo que opinaba del teletrabajo de mamá.

Creo que su opinión no ha mejorado con los años. O la misma proteína que les hace inmune al virus (madre mía, parece que escribo ciencia ficción), les hace también inmunes a las videoconferencias.
Mis reuniones de trabajo van más o menos así:

-Hallo team

Viene la mini traductora y se sienta en mis rodillas

-Hallo teeeeam

-Vamos a revisar las tareas relativas al incremento de producto

Viene el monstruito, cuaderno de mates en mano

-Mamá

-¿Quién quiere empezar con el primer punto de...?

-Mamá

Mamá, apartando el micrófono

-Espera cariño

Mini traductora en el micrófono

-blah blah blah, jajaaa

Mamá, separando a la traductora

-Disculpadme momento, por favor

-¡Mamá!

-¡¡¡¡Qué!!!!

-Ya he acabado el primer ejercicio de mates

-¡¡¡Pues haz el siguiente!!!

Whatsapp arde. Me mandan sugerencias de actividades para hacer con niños. Peleas de almohadas, marionetas, el escondite… lo importante es crear una rutina. Recetas de bizcochos. No sé si reir o llorar.

La traductora sigue interactuando con mi equipo

-Hallo team. Ja ja jaaaa

Mamá, al monstruito

-¿Dónde está tu padre?

-Se ha encerrado con la Tablet en el baño

Por favor, ahórrenme los consejos. Ya lo hemos probado. Sí, eso también. Sí, de verdad. Ya nos lo han mandado. Desde los planes de trabajo con rotuladores de colores hasta dejar la patrulla canina en bucle. Nuestras reuniones coinciden, tu jefe te llama cuando no lo esperas, y la realidad de estos días es que mientras atiendes a una conferencia, pones una lavadora y das vuelta a un filete en la sartén, los niños son libres de hacer lo que les da la gana. Y, querida amiga soltera, te aseguro que cuando los niños son libres para aburrirse, lo último que se les ocurre es ponerse a hacer ejercicio o sacar un puzle de quinientas piezas. O sí, se les ocurre, pero para tirarlas como nieve por el hueco de la escalera, y luego montarse un trineo con la esterilla de yoga.

Que qué tal la semana, me preguntan. Pues no me ha dado tiempo a hacer la visita virtual que ofrece el Museo del Prado, por ponerlo de alguna manera. A ver si mañana.



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