viernes, 14 de septiembre de 2012

En bicicleta sobre la nieve

Como cualquier ingeniero, durante mis estudios tuve que aprender una cantidad considerable de física. Tengo claros conceptos básicos como el rozamiento, que es lo que hace que uno pueda andar y pararse a voluntad, en lugar de dar vueltas tontamente a una velocidad constante.

Y sin embargo, la primera vez que anduve en bicicleta sobre la nieve (en Holanda, tenía que ser) se me olvidó toda la física y me metí una inesperada hostia en cuanto giré el manillar. Esto, claro, no les pasa a los holandeses. En cuestiones de física básica en bici le dan mil vueltas a cualquier ingeniero español.

Ayer me volvió a la cabeza esta historia cuando iba a buscar a Dani a la guardería. Hacía un día precioso, tanto sol que uno ni siquiera podía aguantar uno mucho rato en una terraza, así que mi amiga española y yo, en sendas camisetas de tirantes, caminábamos tranquilamente cuando, en cuestión de segundos, el cielo se oscureció y empezó a llover todo lo que el iphone decía que tenía que haber llovido la semana pasada. Nos escondimos debajo del primer tejadillo que pudimos encontrar y observamos cómo señoras en bicicleta pedaleaban felizmente cubiertas de pies a cabeza en plástico. ¿Cómo lo supieron? ¿Qué aplicación tiene su iphone que no tiene el mío?

Después de cinco minutos mi amiga dijo "no va a parar" y yo dije "se me va a pasar el cuarto de hora de plazo para recoger al niño y van a llamar a los servicios sociales", y salimos corriendo del escondite. Inmediatamente, por supuesto, dejó de llover, y los alemanes salieron tranquilamente con sus impermeables y sus hijos con impermeables pequeñitos. ¿Dónde los tenían escondidos? No hay respuesta, es cómo los animales antes del terremoto y los holandeses en la bici. No se aprende, se sabe.

Al final, más que el dominio de los elementos me encantaría conseguir el dominio sobre el elemento de hijo que tengo, así que pregunto ¿hay alguien ahí fuera que en cuestión de niños simplemente "sepa"? Que sepa cuando se cabrea porque tiene sueño, y cuando porque tiene hambre, y cuando porque se acaba de acordar de ese pato de plástico con el que jugaba en casa de la abuela. Quién sea que sepa esas cosas tiene un puesto de nanny/consultora infantil en mi casa el tiempo que quiera.

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