lunes, 18 de marzo de 2013

Lo peor que le podía pasar a Martin

Hace semanas que Dani empezó a decir “nein”. Para casi todo. Al final no ha sido tan terrible como nos temíamos. De hecho, nuestra miniatura de teutón rubio chapurreando la lengua de Goethe nos parece cachondísimo y nos pasamos las horas muertas preguntándole cosas.

-¿Vamos a la cama?
-Nein.
-Jdeme do postele?
-Nein.
-¿Salimos de paseo?
-Neeein.
-¿Quieres un auto?
-Autooo

Como siempre la vida, en este caso Daniel, tiene una facilidad pasmosa para darle una vuelta de tuerca a tus peores temores. Su padre estaba seguro de que le iba a partir el corazón cuando le hablara como un funcionario de la Arbeitsamt. En realidad lo que ha hecho es romperle por completo los esquemas. Me explico.

Daniel viendo libro infantil con su padre
-¡Kunda, kunda!
Padre con cara de póquer
Daniel insiste señalando el libro
-¡Kunda, kunda!
Mi amiga alemana interviene
-¿No querrá decir Kinder?

Así es, lo peor que podía esperar su padre no era que Daniel le mirara a los ojos y le dijera “nein” en alemán. Lo peor que podía pasar es que Daniel le mirara a los ojos y le dijera ¡coño, coño! en checo.

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