martes, 21 de mayo de 2013

La alergia al tomate no es mortal

Como cualquier madre en Alemania he tenido que ir a recoger a mi hijo a la guarde por uno o varios de los siguientes motivos:

-Le ha dado alergia un tomate (a Dani le encantan los tomates)
-Existe la posibilidad, aunque remota, de que haya comido un fruto venenoso en el parque
-Parece que se encuentra mal por un motivo poco específico y sin síntomas concretos
-Tiene la caquita blanda (en un blog de madre, se tiene que hablar en algún momento de caquitas)
-Le ha sentado mal el yogur

Como cualquier madre en Alemania he tenido que llevar a mi hijo al médico y ponerme colorada al oír una o varias de las siguientes afirmaciones

-La alergia al tomate no es mortal
-Esto (leyendo post-it de la guarde con enfermedad de 25 letras) cursa sin apenas síntomas y no tiene tratamiento
-Yo no recomendaría sacarle sangre a un bebé sin un motivo de peso
-A ver si lo entiendo. Ha vomitado UNA vez… y no tiene otros síntomas…
-Puedo recomendarle: homeopatía, crema hidratante, clases de gimnasia para bebé, placebos varios...

Por muchas veces que esto suceda, y aunque coincida SIEMPRE con un viaje de negocios, una no puede protestar. Está claro que en la guarde se preocupan por el bienestar de mi hijo, o ¿es que me gustaría que no me llamaran si piensan que puede estar enfermo?

No, está claro que en estas situaciones solo le queda a una recoger al niño y callar. Lo que en mi opinión sí se pasa de la raya es lo que te cuentan en la reunión anual. Se supone que nos tendría que preocupar, por ejemplo, que el niño ensucia al comer, o el hecho de que coma mucho y esté delgado.

Tener un hijo sano es mejor que una hipoteca pagada. Ese suspiro de alivio cuanto te dicen que tu feto tiene cinco deditos en cada mano para mí es la cumbre del instinto maternal prenatal. Por eso me parece casi insultante el preocuparse porque sí, porque parece que una es mejor madre si saca las cosas de quicio y llama al pediatra si el niño hace la caquita verde (otra vez la caquita) y se siente culpable por cada minuto que el bebé está al cuidado de terceros.

Ya sé que esto me coloca en una categoría inferior a la rabenmutter, si es que existe, pero yo creo que en el fondo las cuidadoras de mi guarde, y las madres alemanas en general están sobrecualificadas y se aburren tratando con niños normales. Estamos hablando de bebés y en muchos casos lo peor que pueden hacer es morder con las encías ¡Ya llegara el momento de encontrarles porros en la habitación!

Quizá tenemos acceso a demasiados libros de psicología infantil y tratados de pediatría para el gran público. Al final en mi experiencia personal un 95% de lo que nos preocupa puede responderse con “es normal. Se le pasará”. Y en cuanto a lo restante es fácilmente identificable, es cuando te pasas la noche en vela poniendo termómetros y supositorios. En estos casos normalmente también obtienes del médico una receta para un medicamento real, no algo que puedes echar en el café si que quedas sin azúcar.

Al final no hay razón para dramatizar las cosas porque en cualquier caso una madre se va a preocupar. Cuando me llaman de la guardería (siempre a mí, nunca a mi marido) me tiembla la mano y me llegan a la mente imágenes horripilantes. Está probado, una madre puede imaginar de media una docena de desastres por segundo. Una madre cinéfila como yo echará mano de películas tan variopintas como Alien y Pesadilla en Elm Street para ponerse en lo peor. En fin, que lo paso fatal. Así que he decidido vengarme de las cuidadoras con un discurso histérico tipo:
-¡Alergia a un tomate! Habéis llamado al hospital, supongo. ¿Cómo está? ¿Respira bien? ¿Le han dado algo?
Así, queridas rabenmutters, una obtiene una valoración más realista de la situación, tipo “el niño tiene la piel irritada” y “ya se le ha pasado, quizá no haga falta venirle a buscar”.
Además esto es exactamente lo que haría una buena madre, ¿no?

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