viernes, 9 de marzo de 2018

Si paramos las mujeres se para el mundo

Este no es un blog feminista. Aquí y allá uno puede encontrar varias (muchas) entradas con saborcillo reivindicativo, pero el lector puede ignorarlas si quiere. Yo lo que me he propuesto es escribir sobre mis niños trilingües, y el tema da para mucho.

Este no es un blog feminista, pero servidora lo es. Y es inevitable que las creencias de una madre influyan en la historia de su familia: Educa a una mujer y educarás a un pueblo. Como yo soy feminista, cuando voy de compras tengo que pelearme contra las estanterías llenas de rosa y purpurina, me ofende si se dirigen sólo a las madres en el colegio, y me preocupo de si lo que vemos en Netflix pasa o no el test de Bechdel. Y luego voy, y lo cuento.

Este no es un blog feminista, y lo cierto es que además procuro que no se me vea mucho el plumero. Una no va por ahí diciendo que es feminista si no quiere que la tomen por radical. Cada vez que escribo algo feminista me imagino a quién me lea pensando "el blog no está mal, pero mira que se pone pesada con ciertos temas".

Este no es un blog feminista, así que cuando pensaba si iba a escribir algo para el 8 de Marzo me respondía a mi misma con un no.

No. No iba a escribir nada hasta que he visto las manifestaciones en España y me he emocionado, y se me han caído unos lagrimones que ni que me hubieran subido de repente el sueldo un 13%. ¡Qué falto yo! Les hubiera gritado. Y eso que yo también salí a la calle. ¿Cómo no iba a salir? Pero no es lo mismo.

Es que en Alemania, las feministas salimos a la calle. En España, las feministas han salido del armario.

Y resulta que somos muchas.

Y es emocionante.




Y a lo mejor mi blog sí es un poquito feminista.



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