jueves, 31 de octubre de 2013

La cocina de mi madre

Adivina adivinanza. ¿Quién es la única persona en el mundo que cuando le invitas a tu casa se permite decirte que la cama está muy cerca del suelo, el salón tiene muchas ventanas y tienes los armarios que dan pena de sucios? Sí, efectivamente. Tu madre. La única persona en el mundo que puede poner en tela de juicio hasta tu elección de bragas porque aparte de tener el amor incondicional que a toda madre se le debe, es el único invitado que coge una bayeta y te deja la casa y el niño inmaculados.

Mi madre lleva en Nuremberg tres semanas, y en este tiempo nos ha regalado perlas como "las patatas en Alemania con muy pequeñas" "¿Cómo? ¿Qué hay que pagar por el perejil? Si en España te lo regalan en las pescaderías…" "Colorante para paellas, tú pregunta donde los moros, que tienen que saber", "tu congelador congela mucho, necesitas un non-fos", "¡Congrio! ¡Coooongrio! Nada, esta torpe de dependienta no se entera". Esto es independiente del país, cuando estuvo en Praga nos soltó un "¡mira, comen pan negro, como en la guerra!", "se ve que es un país pobre porque los pasos de cebra están despintados" y "pues hija, no sé, tanto con Praga y al final tienes un río, un teatro... ¡como en Valladolid!".

Pero lo peor es que desde que es abuela, a mi madre le da por comportarse como si supiera cocinar. La misma persona que compraba las tortillas de patata en el bar de la esquina ahora me habla como si mi mayor prioridad en esta vida debiera ser el saber dónde venden los tomates más baratos (en el Netto, al parecer)

Mi madre y la cocina... mi madre es la única persona que conozco capaz de hacer incomestibles unos macarrones con tomate. Mis amigas todavía recuerdan cómo insistía en explicarles la receta de una ensalada mixta con gambas. Y quien dice gambas dice garbanzos, o huevo cocido, oiga, para imaginación, la madre que me parió. Mi madre es capaz de cocinar una "paella" en veinte minutos y añadirle aceitunas con su hueso y sin ningún sonrojo. Y lo cierto es que podría ahorrarse el esfuerzo. Para mí no tiene importancia que no sepa cocinar. Mi madre fue siempre el mejor ejemplo de que una mujer tiene que ganarse un sueldo para poder darse el lujo de comprar las croquetas en el bar y servirlas a la familia en la cena sin cargo de conciencia.

En fin, la verdad es que durante casi un mes Daniel ha ido peinado a la guarde, ha habido algo caliente sobre la mesa y el único efecto colateral ha sido el tener que pedir disculpas a la señora de la limpieza “esa fresca que no hace nada”. No nos podemos quejar. Si no fuera por ella, nunca nos habríamos dado cuenta de que acumulábamos cinco botes de salsa cocktail en el frigo.

Aquí dejo unas recetas de mi madre, todas muy aparentes, para quien quiera probar:

Coliflor con mayonesa (o aceite y vinagre) - Métase en una olla con agua hirviendo una coliflor, unas cuantas zanahorias y patatas, todo en trocitos. Cuando esté blandito sírvase y añádase mayonesa al gusto. Para el toque exótico, una pastilla de avecrem. La olla, mejor que sea express, porque, hija, ¿cómo puedes vivir sin una olla express?

Salmón a la cerveza negra - Métase en una olla con agua hirviendo unos cascos de cebolla, filetes de salmón y una lata de cerveza negra. Esperarse una horita (o diez minutos con la olla express). ¡Voilà!

Zanahorias al vino - Sustituir el salmón de la receta anterior (que en Alemania es caro y además no está fresco) por zanahorias. Sustituir la cerveza por un vaso de vino blanco. ¡Bon appetit!

Ensalada mixta con gambas - Lechuga, tomate, pepino, cebolla al gusto y gambas peladas y cocidas. En Navidad se puede meter la ensalada en aguacates. La parte complicada del plato es la salsa rosa. Equilibrar el ketchup y la mayonesa tiene su truco.

Escalivada - Para el que le guste la nouvelle cuisine, esto es una versión del pisto de toda la vida, en la que se pone la verdura en trozos más gordotes y se mete al horno con aceite en lugar de andar friendo todo porque, hija, trabajando una no tiene tiempo de nada.

Paella – De esta no tengo receta, pero tengo foto. ¡A ver quién es capaz de hacerle la ingeniería inversa!


3 comentarios:

  1. Pues colorante de paellas los moros venden, ya sea curcuma, que es natural o colorantes químicos de todos los colores. Hasta el verde este que está en entredicho por la UE

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  2. Para cuando encontré el azafrán el delito estaba consumado :D Mi madre es superrápida haciendo paellas

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