jueves, 26 de noviembre de 2015

Crianza natural... casi

No me considero especialmente fan de la crianza natural, aunque reconozco que la invoco con fervor frente a las tonterías de las abuelas, mayormente en la forma de "¡deja en paz al niño, que coma lo que quiera!".

Mi primer experimento europeo dormía estupendamente en su cama y nunca vi un motivo para que durmiera en la nuestra. El pañuelo o la mochilita son muy útiles, sí, pero en verano acabábamos el niño y yo sudando como pollos y favoreciendo naturalmente el carrito como medio de transporte. ¿Y la teta? Pues que me encierren los talibanes de la teta, pero después de un año y pico me cansé de que el nene me desnudase en cualquier parte (por ejemplo, mientras lo tenía en el pañuelo y llevaba las manos ocupadas con la compra) y me fui de vacaciones unos días.

Mi segundo experimento europeo, sin embargo, parece ser un bebé mucho más social. Ella sí que reclama horas y horas de contacto físico, con lo que la mochilita viene muy bien (y yo, tonta de mí, me había comprado una mecedora eléctrica). No me hace demasiada gracia, pero también ha acabado durmiendo en nuestra cama, porque es el único modo de que durmamos las dos. Y a mí me gusta mucho dormir. Me gusta tanto, que estoy dispuesta a ignorar las historias de mi madre sobre bebés asfixiados en la cama de sus padres. ¿Y la teta? A estas alturas ya no tengo inhibiciones. De hecho escribo esto después de haberme sacado el pecho en mitad de la comida de domingo con mi suegra. Con las pocas ocasiones de comidita casera buena que tenemos, ¡se me va a enfríar el pato con knedliky por que no se me vea un pezoncillo de nada!

Así que esta segunda experiencia maternal llevaba camino de ser algo que mis colegas jipis, esos que guardan la placenta, podrían presentar como "success story"... hasta que hemos descubierto el chupete.

El pequeño monstruo nunca llevó chupete. No le gustaba y nos alegramos mucho de no tener que pasar por el drama de buscar un chupete perdido en el parque o debajo de la cama en mitad de la noche. Pero cuando por cuarta vez consecutiva has dejado a la nena en la cuna para darte una ducha y apenas te has quitado los pantalones han empezado los gritos ya no piensas de modo racional. En esos momentos, cuando la abuela te sugiere "¿y por qué no le das un chupetico?" no le sacas a colación la crianza natural. Le dices, pues sí, le voy a dar un chupetico. Y cuando la niña se queda dormidita tan a gusto, chupa que te chupa como una pequeña yonki del plástico, piensas, ¡bendita cosa! ¡Que le den a los talibanes de la teta!

5 comentarios:

  1. Si la verdad es que es horrible dejar al niño veinticinco veces en la cama dormido y tener que sacarlo a los 2 minutos otras veinticinco veces. El nuestro tampoco quiso chupete y aún nos siguen torturando ambas abuelas (con 9 meses!). Comparto tu gusto por dormir y también las historias abueliles de niños asfixiados y aplastados. Pero es que estamos tan a gustito los 3 que nos da igual no poder cambiar de postura en toda la noche jejeje la cuna la tenemos ahí de adorno...
    Me encantó la comida suegril con la teta fuera! Pero es que si una quiere comer es lo que hay... Se escandalizaron o lo tomaron por algo normal?

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  2. No me dijeron nada... eso sí, luego fuimos a una cafetería con la suegra y me señaló una habitación aparte "aquí puedes dar el pecho... más cómoda" :)

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  3. Al menos no sería el baño verdad?

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    Respuestas
    1. Jeje, noooo. Era una especie de almacén. Tenía una radio y todo.

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    2. Jeje, noooo. Era una especie de almacén. Tenía una radio y todo.

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