viernes, 13 de noviembre de 2015

Papeleo

El papeleo. Orgullo de esta tierra teutona. Hace más de un mes de la adquisición de la nueva traductora de bolsillo, y estamos más o menos a la mitad de esta gimkana infernal que es la burocracia alemana. El papeleo no es agradable para nadie que goce de salud mental, pero para una pareja de inmigrantes que medio chapurrean el idioma es simplemente preferible ponerse una meta más asequible, como, yo que sé, el Nobel de la paz, la receta de la felicidad, matar a la hidra...

La burocracia alemana es un juego en el que no es recomendable descubrir las reglas a medida que vas jugando, cosa que nos pasa a menudo. "¡Ah! que para el Elterngeld nos salía mejor haber cambiado la clase de impuestos... hace meses" "O sea... que esto lo podíamos haber desgrabado... el año pasado" "Así que teníamos derecho a esta ayuda... pero se nos ha pasado el plazo para pedirla". A estas alturas cuando nos enteramos de una de estas ya ni me inmuto. Agarro a mi ingeniero por los hombros, le miro a los ojos y le digo: lo importante es la salud.

Tampoco es recomendable ponerse creativo al hacer papeleo. Cada opción para resolver un asunto (en persona, por carta, por Internet) consta de unos pasos, opciones, y plazos definidos de los que uno no se puede salir. Es como un laberinto. Si intentas tomar un atajo te vas a dar de bruces con una pared. Y ni siquiera es eso lo peor que te puede pasar. Puedes atascar la maquinaria y quedarte atrapado en una paradoja administrativa;
-Sin contrato no podemos hacer el empadronamiento
-Muy bien, pero quite la dirección que figura porque ya no vivo allí
-Eso no se puede, alguna dirección tiene que constar
-Pero en esa dirección tampoco tengo contrato
-Pues sin contrato no se puede cambiar

El papeleo alemán es algo que. como en todas las grandes decisiones de la vida, al final uno está solo. La empresa de mi ingeniero ha recibido constructivas opiniones de gente como nosotros sobre la experiencia de los primeros meses en Alemania. Cosas como "cuando buscábamos guardería mi mujer lloraba para dormirse". Por eso ahora ofrece un servicio para ayudar a esa gente. Hace unas semanas hicimos uso del servicio. Son unas señoritas muy majas que se aseguraron de que el formulario del Elterngeld estaba correcto y sólo hacía falta adjuntar un documento. Feliz y lleno de confianza mi marido se personó en la oficina correspondiente. ¡Un documento! Muajajajaaaa. Vuelva vuesa merced tras haber dado muerte al dragón que guarda la cueva del oráculo de los mil misterios. Si logra escapar los ingenios del mago que habita en el lago de las olas de fuego dónde pereció la ninfa Calipso, adjunte la declaración de impuestos y las nóminas del año pasado y ya veremos si tal.

Por lo menos tengo tiempo. Y digo que yo tengo tiempo. Porque mi ingeniero y las tareas mundanas no se llevan bien. "¿Has entregado el papel que te pedí?" "Sí... espera. ¿Qué papel? ¡Ah! Ese papel ¿y dónde estaba?". Al estar disfrutando de la baja maternal puedo pasarme y me paso la mañana tratando de que los señores del seguro me manden un documento. Lo hago en alemán, para decirme a mí misma que no estoy perdiendo el tiempo. Estoy haciendo un tándem, Todo es cuestión de actitud. A la excursión familiar al consulado de Múnich me llevaré unos tuppers. Espero que sea tan entretenida como la última. "Señor, ¿seguro que está de acuerdo en hacerle el pasaporte a su hijo? Eso significa que podrá salir del país con su madre" "¿Un pasaporte es eso? Pensé que me había pedido el día en la oficina, despertado a las seis de la mañana, y estamos todos aquí con un niño que se aburre y no deja de dar la coña porque dan pinchos de tortilla gratis".

Si por lo menos nos quedara la satisfacción del trabajo bien hecho... pero ni eso. Porque somos un desastre. Me acabo de dar cuenta de que mi nombre está escrito de tres o cuatro formas diferentes en las partidas de nacimiento de mis hijos, la de matrimonio, los papeles del seguro, el registro alemán... En algunos tengo dos apellidos, en otros uno. Con o sin acento y en la mayoría de los casos sin segundo nombre. Combine usted esto con el apellido de mi marido, que acentúa la R y la Y, y si recuerda sus clases de combinatoria se hará una idea de lo que puede suponer. Sé que va a llegar el día en que uno de mis hijos va a necesitar una partida de nacimiento, un libro de familia, o un vaya usted a saber qué y voy a perder toda autoridad para decirles que hay que poner atención al hacer los deberes.

Como uno comprenderá, una servidora tiene esos días en los que se ha pasado la mañana hablando con señores que no son familia y les importa un comino mis problemas y no está del mejor humor cuando llega a la guardería.

-¿Que se nos ha pasado el plazo para pedir los materiales de la Laterne? No, no he visto el papel de la entrada. Hace un mes que no vengo y mi familia no habla alemán. Pero estamos hablando de una botella de plástico y papeles de colores, ¿no? ¿Son botellas de Evian recubiertas de papel de seda importado de Japón o algo?

Y esto no es bueno. Teniendo en cuenta que se mi media naranja se ha olvidado de entregar el papel para inscribir a la nena en la guardería e igual se nos ha pasado el plazo debería ser mucho más amable.

1 comentario:

  1. Hablando de papeleo, ya puedes ir apuntado a la peque a la guardería porque cuando vayas a querer meterla igual ya ni quedan plazas...

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