domingo, 4 de noviembre de 2012

Las dos horas de babysitter más caras del mundo. Prólogo

Como otras mujeres, sobre todo españolas, han dicho antes que yo, ser una madre trabajadora en Alemania sale carísimo.

Entre la guardería, la tagesmutter o babysitter para los meses que cierra la guardería, las deducciones fiscales que dejas de cobrar, el señor/a de la limpieza que no te queda más remedio que contratar si no quieres pillar una hepatitis, y los litros de alcohol que tienes que beber para poder tolerar la jornada, acaba siendo obvio que quedarse en casa y hacer magdalenas para las rifas de la parroquia te saldría mucho más a cuenta.

De la mujer con hijos en Alemania se espera que trabaje como mucho a media jornada. Y ¡pobre de ti si decides salirte de la norma! Es como ir a una oficina gubernamental y que tu caso no pueda describirse con las casillas del formulario. Te estás buscando problemas.

Y el caso es que es tentador el buscarse un trabajo a media jornada. Despejar el escritorio a las tres e ir a jugar con el niño al parque. Al fin y al cabo, él gana suficiente para los dos... Amiga mía que quizá estés pensando estas cosas, ten en cuenta que no estás aceptando un trabajo a media jornada, estás aceptando media jornada de trabajo y la entera responsabilidad del negocio familiar (sin horarios). ¿El trabajo de quién pasa a ser secundario? ¿Quién va a dejar la oficina para llevar al niño al médico las veces que haga falta? ¿De quién será la culpa si no queda ropa limpia? ¿Cuántas veces estás dispuesta a oír "donde está mi traje azul" antes de cortarte las venas? ¿Y quién dentro de diez, veinte años va a hacer exactamente lo mismo? Entiendo perfectamente que haya mujeres que estén encantadas de poder dedicar más horas al negocio familiar. Pero es que para colmo a mí no me gusta. No me relaja planchar, mi cocina se limita a variaciones del "fríe, cuece, y pon todo junto", y limpiar la casa me parece tan gratificante que si pudiera pagarlo, jamás volvería a tocar una bayeta.

Más aún. ¿Por qué necesito un párrafo para justificar algo que en el caso de un hombre no requiere justificación? ¿Por qué mi adorado maridito no se plantea ni por un segundo coger un trabajo a media jornada y sí se plantea preguntarme qué me parecería un trabajo a media jornada? ¿Qué me parecería? Exactamente lo mismo que le parecería a él.

Querida amiga, que te planteas la posibilidad de un trabajo a media jornada, ¿recuerdas, cuando de novios, él se planchaba su ropa y tú la tuya, y los platos se lavaban por rigurosísimo turno? Olvídate. Como posiblemente tu suegra se encargue de recordarte, "él trabaja". Media jornada no computa como trabajo. Está en la misma casilla que hacer magdalenas para la parroquia.

A las mujeres como yo, que entienden que al volverse madre una tenga que lavar más, pero les parece kafkiano que si uno se vuelve padre tenga que lavar menos les recomiendo primero que estudien mucho, que procuren ganar más que sus maridos (ganar más, no lo mismo, es la única garantía de igualdad), y que ante la necesidad de confrontar una u otra soplapollez piensen en ¿qué respondería él? Funciona en multitud de situaciones.

-¿Cómo te apañas, con el trabajo y el niño?
-¡Qué le voy a hacer!, tenemos que comer.
-Pero tanto tiempo en la guardería...
-Sí, pobre, echa de menos a su padre

-Hace mucho que no planchas ¿no?
-¡Cariño! Pregunta tu madre que dónde tenemos la plancha

-¿No quedan plátanos?
-No sé. Pero ya que vas al super, amor, échame unas cartas al correo

-Ser madre trabajadora en Alemania sale carísimo
-Sí, pero ¿sabes? Si me quedo en casa me volvería loca

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